La del espejo. La información fluye y se tiende a pensar que todos los objetos, intereses, servicios y especializaciones han de tener una réplica en el mercado local. Lo que conlleva dos observaciones. La primera, la incapacidad de inventar nada que tenga trascendencia superior a lo local. Es más sencillo ver lo que inventa otro, imitarlo, y aplicarse al mercado local. Como sucede con el rocanrol, el resultado es, generalmente, desigual, sólo parecido al original y siempre con una pátina de sucedáneo.
La segunda es la limitación de espacio. O de escala, que dirán los economistas. Allá hay más sitio, más gente, más mundo y más de todo y unos cuantos en términos relativos pueden sostener, verbigratia, una revista pequeña de aficionados a lo que quiera inventar la mente. Por mucha admiración que genere en el aficionado de acá, nunca tendrá el espectro de los de allá.
El corolario es que no sirve compararse en lo mismo. También vale el de que hay que inventar.