This is not an hagiographic site

Téngalo en cuenta.

– ¿Pero qué cuerno es?

– Una estratagema, ya lo dice ahí.

– ¿Pero una estratagema para qué?

– Una novela, ¿no lo ve?

– ¿Novela?

– Sí. Aunque en realidad no lo describe, o no sé si lo es, o si lo será o cómo terminará.

– ¿Cómo es eso?

– Porque ni sé el final (un buen consejo para escribir una historia desde el principio), ni tengo claro si tengo la energía para hacerlo, ni sé bien qué quiero contar aunque sé qué sensación tengo. Ni siquiera puedo aceptar en mi interior que la expresión «novela» sea lo correcto en un mundo donde nada empieza, nada termina y todo se enreda. Un mundo de relatos que se superponen y transforman, que son dibujos, fotos, textos, vídeos y palabras. Hasta anuncios.

– Francamente, usted lo que tiene es un cacao mental, que se dice.

– Puede ser. No, no puede ser: seguro.

– ¿Y dice que no es hagiográfico? Supongo que eso ya será una idea de algo del capricho que quiere usted contar. Con esa foto, quién lo diría.

– No, no lo es. Es… ¿cómo decirlo?

– A ver, ¿qué?

– La cuestión de fondo es por qué ellos pueden cambiar el mundo y nosotros no. Así, dicho rápido.

– Lo que le digo: un cacao mental.

– Sí. Porque no sé qué personajes soportan esto, ni por qué ni para qué. Sólo que es distinto, completamente. Que unos cuantos imberbes te quieran cambiar el mundo y vayan y puedan. Y lo tremendo es que se daban cuenta. Y nosotros aquí, mirando cómo se hacía eso.

– No entiendo nada.

– Ya lo siento.

– Pues suerte.

– Pues gracias.